Los exámenes de segunda convocatoria son especialmente importantes para cualquier estudiante universitario. A menudo, son la última oportunidad para evitar suspender definitivamente una asignatura y repagar unas tasas de matriculación más altas el próximo curso, por lo que su preparación es crucial para evitar sorpresas desagradables.
Cada universidad cuenta con su propio calendario de exámenes, pero el Plan Bolonia, implantado hace más de una década en España, quiso unificar los periodos de exámenes y reparto de fechas en todas las universidades europeas, creando un marco académico común.
Pero, ¿qué hay de las técnicas de estudio? ¿Cómo se prepara correctamente un examen de recuperación? ¿Cuál es la mejor manera de estudiar para un examen de julio o septiembre? ¿Hay algún truco que convenga saber? Desde Universitarios en Apuros te lo contamos todo en las siguientes líneas.
¿Cuándo se celebran los exámenes de recuperación?
Depende de cada universidad y de la titulación, ya que algunas asignaturas en vez de cuatrimestrales son anuales. Pero vamos a tomar como ejemplo la situación estándar que cualquier estudiante de Grado puede encontrarse en una titulación.
Las asignaturas, a no ser que exista alguna necesidad especial que obligue a modificarlo, se reparten en dos cuatrimestres. Los exámenes del primer cuatrimestre tienen lugar en enero, y la segunda convocatoria de estos sucede en junio.
El problema es que, a menudo, se juntan los exámenes de segunda convocatoria de enero con los de primera convocatoria de las asignaturas del segundo cuatrimestre, generando, en muchos casos, un periodo de exámenes que puede prolongarse desde finales de mayo hasta mediados de julio, lo que hace que estudiar para los exámenes de recuperación pueda llegar a ser extenuante.
Porque sí, el antiguo septiembre se desplazó a julio. Los exámenes de recuperación del segundo cuatrimestre tienen lugar desde la segunda quincena de junio hasta mediados de julio. Esto quiere decir que la organización será fundamental, ya que deberás dedicar un periodo de estudio muy definido. Si no sabes cómo estudiar en casa o no te concentras, ve directamente a una biblioteca o a una sala de estudio.
¿Cómo estudiar para los exámenes de segunda convocatoria?
Si quieres ir sobre seguro y tener la certeza de que vas a aprobar tus exámenes de recuperación, echa un vistazo a estos consejos que te pueden ser de gran ayuda:
- Organiza tus apuntes. Es increíble la cantidad de faena y disgustos que te puede ahorrar el simple hecho de saber tomar apuntes. Organizar los contenidos de las clases es vital, y seguramente ya sepas lo complicado y tedioso que puede llegar a ser empezar el periodo de estudio de exámenes y ponerte a organizar los apuntes de la universidad de todo el cuatrimestre. Para evitarlo, organízate día a día para que, cuando lleguen las recuperaciones, dediques todo tu tiempo a estudiar.
- Crea abreviaturas claras. Aunque puedes usar ordenadores o grabar las clases, lo cierto es que hay gente que sigue prefiriendo tomar apuntes a mano. Si eres de esos, tendrás que usar abreviaturas en algunas clases porque hay profesores que explican los contenidos realmente rápido. Pero se trata de escribir rápido, no de hacer un jeroglífico, así que asegúrate de que lo entiendes porque ponerte a descifrar tus propias frases en periodo de exámenes es de todo menos acertado.
- Utiliza manuales de referencia. “¡Dios mío, no tengo apuntes! ¿Qué hago?” A veces tomar apuntes rápido es tan desaconsejable que es mejor que cambies de estrategia, porque al escribir reduces tu concentración y dejas de escuchar al profesor, obviando datos importantes. Si lo prefieres, es preferible que pongas tus cinco sentidos en la clase y que crees tus propios apuntes con fuentes bibliográficas de la guía docente.
- Crea esquemas. La base del estudio en la universidad es la concisión, también en el estudio. Tu baza para aprobar cualquier examen es reducir la carga de estudio, algo que se puede conseguir simplificando conceptos. A veces la clave no está en saber cómo tomar apuntes rápido en la universidad, sino en modificar los hábitos de estudio y en crear métodos eficaces basados en la asimilación de palabras clave. Los esquemas forman parte de algunas de las mejores técnicas para estudiar para un examen, así que deberías considerarlos muy seriamente si aún no los estás utilizando para reducir tu carga de trabajo.
- Equilibra tus descansos. De verdad, descansa cuando el cuerpo te lo pida y no te sientas culpable por hacerlo. Mantenerse relajado y entretenido es fundamental para que los conceptos se asimilen bien, y tirarse estudiando jornadas maratonianas sin que den resultados productivos es un suicidio. ¿Quieres saber cómo aprobar un examen sin que el cansancio haga mella en ti? Dedica tus horas diarias al reposo y verás cómo da resultados.
Aprobar un examen en julio o septiembre: ¿qué no debo hacer?
Aunque es fácil de decir, seguramente sientas la presión de tener que aprobar y te agobies con facilidad. Recuerda que el aprobado depende de ti y de tu capacidad, y si has llegado hasta aquí tienes de sobra. Solo necesitas tiempo, y si dispones de él, el aprobado llegará.
Lo primero que debes tener en cuenta es que los apuntes son un mero instrumento para poder estudiar, pero no es el único recurso que tienes a tu alcance, así que si ves que ejecutar los consejos que te hemos dado para tomar apunes te lleva mucho tiempo, o si su realización te supone un trastorno, no te preocupes y extrae la información de fuentes complementarias. El tema es formarse, no que lo hagas de una determinada manera, y cada estudiante es un mundo, por lo que tus preferencias priman sobre todo lo demás.
Tampoco es buena idea comparar. Una estrategia pésima es comprobar qué sabes con tus compañeros de clase, porque ellos manejarán unos datos de referencia que tú es posible que hayas ignorado y pensarás que no vas preparado. Nada más lejos de la realidad.
Y es que el factor suerte tiene mucho que ver en la universidad, por lo que es posible que te obsesiones por unos datos que ni siquiera te harán falta en el examen. Cree en ti mismo y en lo que sabes, y deja de darle demasiada importancia a cosas como las notas tomadas en clase: los apuntes de la universidad son personales y cada estudiante maneja los suyos.
Por último, tendrás que evitar expresarte en el examen como si estuvieras hablando. Es un recurso que puede facilitar el manejo de conceptos, pero ten en cuenta que es muy importante que la lectura sea ágil. Escribe bien, esmérate en ello y trata el examen como si fuese un documento público. Y es que tu aprobado no solo dependerá de lo que sabes, sino de cómo demuestras que lo sabes.