Tras meses de trabajo y esfuerzo, llega el momento decisivo para poder acabar la carrera y obtener el título universitario que te capacite para entrar de lleno en el mercado laboral. La defensa del TFG es un momento crucial en la trayectoria de todo estudiante universitario que se precie, y supone una oportunidad de oro para acabar por todo lo alto tus estudios superiores. Para que puedas ir más preparado y confiado, vamos a darte varios consejos para la defensa del TFG y a explicarte cómo se debe enfocar correctamente. Al fin y al cabo, la defensa de un TFG va a ser determinante para declararte apto o no apto para ser considerado titulado universitario, así que es importante que conozcas a qué desafíos puedes enfrentarte en la defensa de tu TFG.
Elige el tipo de defensa
Antes de enfrentarte a la defensa en sí, deberás elegir qué tipo de defensa de TFG elegir. Existen dos modalidades: la simple y la completa. ¿Cómo es la defensa de un TFG en su modalidad simple? La primera de ellas reduce la nota máxima a la que puedes aspirar, un 6, a cambio de omitir la exposición oral. La completa, por su parte, contiene tanto una parte de evaluación escrita como oral, forzándote a enfrentarte a una defensa de TFG oral, pero maximizando la calificación que puedes obtener.
Nuestra recomendación es que optes por la completa no solo para poder obtener una nota más alta, sino porque te ofrece menos posibilidades de suspender y te permite compensar las carencias de una de las partes con las fortalezas que demuestres de otras. Es una modalidad de defensa de TFG mixta y muy completa, donde podrás lucirte tanto en la redacción como en la exposición.
Articula el discurso
Si no sabes cómo hacer una buena defensa del TFG, debes centrarte primero en conocer a fondo tu trabajo. La mejor forma de empezar es elaborando un esquema simplificado de tu discurso que te permita esbozar los rasgos de tu exposición, poniendo especial énfasis en el principio. El inicio de tu discurso va a ser vital para dejar una buena impresión entre los miembros del tribunal, y va a resultar determinante para influir en la calificación final que te pondrá el jurado. Pero, ¿cómo empezar la defensa del TFG sin errores? Te lo explicamos a continuación.
Lo primero de todo es exponer los objetivos del trabajo y qué aportaciones pretende realizar en la disciplina. Uno de los mejores consejos para que la defensa del TFG sea lo más buena posible es dejar claras cuáles son las metas de tu proyecto. Debes hacerlo de manera clara y concisa, dedicando apenas unos minutos de tu exposición para no comprometer el resto de tu discurso.
De todos modos, como empezar la defensa del TFG es algo que nos pone nerviosos a todos (aunque algunos lo lleven mejor que otros), si te asaltan las dudas en el último momento o buscas tener un comodín por si te entra el pánico en los primeros minutos, una de las mejores formas es empezar por lo más obvio: la presentación. Deja que el jurado te conozca, te ponga nombre y te ubique en la enorme comunidad estudiantil universitaria. Esto favorece una interlocución más distendida y personal, lo que puede reportar enormes beneficios al desarrollo de tu exposición.
Dirígete directamente a tus interlocutores
De nada sirve que tu retórica sea excelente y que la redacción del trabajo escrito sea impecable si vas a mirar al suelo durante toda la exposición para evitar ponerte nervioso. Entonces, ¿cómo hacer una defensa de TFG sin ponerse nervioso ni echar por tierra todo el esfuerzo llevado a cabo hasta ahora?
Hay que asumir que tienes que lidiar con el pequeño ataque de pánico que nos causa a todos hablar en público y mirar a los ojos al tribunal. Háblales directamente cuando te dirijas al público, pero evita las miradas inquisitivas para no incomodar a los oyentes. Intercala miradas con la pizarra o el proyector, y gesticula cuanto necesites para evitar encorsetar tu discurso y no restarle calidad.
Por tanto, como es la defensa de un TFG y no la interlocución de un discurso por videollamada, debes cuidar todos los detalles de tu presentación y mantener un trato equilibrado, distendido pero formal, directo pero reconfortante, nunca atemorizante ni inquisitivo. Esto es especialmente importante para que las tesis expuestas en tu defensa sean asimiladas por el profesorado y los oyentes.
Mostrar predisposición
Es normal que algunos puntos del trabajo sean conflictivos o que sepas que van a suscitar dudas entre el tribunal. Muéstrate predispuesto desde el principio y por iniciativa propia a resolver las dudas que ese punto pueda generar, y mantén una actitud receptiva a las posibles críticas que el jurado te haga cuando lo juzgue. Aunque el tribunal dé una valoración negativa a una propuesta de tu cosecha por no ser viable o por cualquier otro motivo, no te quedes con eso y piensa que hacerlo era la única manera de ir más allá y buscar aportar algo más, aparte de repetir lo que otros ya han dicho en el pasado.
Denotar ambición, ganas de construir algo nuevo o cuestionar algunas tesis de la disciplina es algo que el jurado valora muy positivamente durante la defensa de un TFG, unos aspectos que deben quedar reflejados hasta el final de tu exposición. No obstante, precisamente por eso no solo es importante saber cómo empezar una defensa del TFG, sino cómo acabarla. Debes esforzarte en poner el broche de oro a tu defensa, no precipitar su fin y adecuarte al tiempo estipulado por la universidad para defenderlo ante el tribunal.
Uno de los consejos para la defensa del TFG que nunca fallan, en este ni en ningún otro trabajo oral, es el de ensayar. Cronometra tu exposición, adecúate al tiempo que te proporciona la universidad y nunca te lo aprendas de memoria: se nota demasiado y deja una impresión nefasta. De entre todas las pautas para saber cómo hacer una buena defensa del TFG, dejar espacio para la improvisación y basar tu discurso en un guion con un pequeño esquema por si necesitas recurrir a un comodín en caso de que pierdas el hilo por cualquier motivo es la mejor elección.
Naturaliza los errores
Por mucho que lo hayas ensayado y te sepas al dedillo las bases de lo que quieres decir, somos humanos y nos equivocamos en los peores momentos. En caso de que esto ocurra en medio de la exposición, no te atasques ni muestres apuro en tu rostro: naturaliza el error, reconoce abiertamente que te has equivocado y corrige lo que has dicho o lo que has mostrado en el proyector. No pasará nada, siempre y cuando identifiques el fallo y lo hagas constar al tribunal.
Lo que sí es más importante es que este fallo no ocurra al principio para que no afecte a la impresión general que el tribunal pueda llevarse de ti, evitando condicionar el resto de la exposición. Si quieres conocer una manera de que esto no pase y saber cómo empezar la defensa del TFG sin margen a error, empieza por lo obvio: tú. Preséntate, diles quién eres, el título de tu trabajo y cuáles son tus metas con su presentación. Es la mejor manera de articular un discurso y evitar cometer ese fallo de novato en los primeros compases de la defensa.
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